Por una carretera de México van en coche hacia la capital, Dolores Montero, cantaora y bailarina andaluza, con su compañía de folklore. A poca distancia de la ciudad, al pasar por una zona boscosa, tres individuos, pistola en mano, se apoderan del automóvil y del equipaje de los artistas. Menos mal que Miguel, propietario de la hacienda Castillejo, les invita a ir a su casa. Con el tiempo, Dolores descubre que el atraco ha sido la venganza de un torero despechado por los desaires que ella le hizo en España. Y a la vez, empieza a sentir una atracción por Miguel, que lo admira por su hombría y su nobleza.